El miedo a la muerte -ya sea la muerte del cuerpo, de una forma de pensar, de una relación, de una situación o de un sueño- debe experimentarse plena y conscientemente, y luego superarse para que se produzca un crecimiento nuevo y saludable. Dominamos nuestro miedo a la muerte cuando comprendemos que nuestra naturaleza es transtemporal (fuera del tiempo) e inagotable, que continúa por toda la eternidad.
La comprensión de nuestra naturaleza eterna no puede ser meramente intelectual. Debe ser una conciencia visceral, un conocimiento a nivel celular. En muchas sociedades pre-agrícolas, existe un rito de iniciación para fomentar esta conciencia, un encuentro simbólico con la muerte en el que el iniciado experimenta la continuidad sin fisuras de la vida más allá de la existencia física. Tanto si invitas conscientemente a la muerte en un rito de iniciación como si no, dominar el miedo a la muerte es inmensamente liberador.
En Occidente, ya no recordamos cómo morir con gracia y dignidad. Llevamos a los moribundos a hospitales donde se toman medidas extraordinarias para prolongar la vida. Las familias no saben cómo superar la muerte de un ser querido. Muchas personas mueren con miedo, con asuntos sin resolver, sin haber dicho “te quiero” y “te perdono”, palabras que serían tan sanadoras para ellos y sus familias. Hemos intentado hacer invisible la muerte, pensando que si la ignoramos durante el tiempo suficiente, desaparecerá.
La muerte es el último viaje de liberación. Cuando la actividad neuronal cesa y el cerebro se apaga se produce un fenómeno extraordinario, se abre un portal entre dimensiones que permite a la persona moribunda entrar en el mundo del Espíritu. Cuando una persona tiene asuntos pendientes en este mundo, no puede atravesar fácilmente este portal, por lo que es importante que completemos nuestros asuntos pendientes y estemos preparados para entrar en el infinito. Tenemos que dar los pasos necesarios para volver a casa de la forma más sana posible. Los grandes ritos de muerte practicados por las tradiciones chamánicas proporcionan pasos específicos para traer la reconciliación y la curación tanto a los seres queridos como a la persona que muere.
“Morir conscientemente” significa mantener la conciencia intacta a través del viaje de la muerte y más allá. Su propósito es ayudar a la persona que está haciendo el viaje más allá de la muerte a hacerlo de una manera pacífica, llena de luz.
Cuando ayudamos a alguien “a pasar”, le ayudamos a recapitular, a contar la historia de su vida. Les guiamos a través de un camino de liberación emocional para alcanzar la ligereza. Para los toltecas, la práctica de la recapitulación es tan importante, que la trataban como una de las disciplinas centrales del entrenamiento chamánico. Utilizaban la práctica de la recapitulación como iniciación antes de que alguien se convirtiera en chamán, para notar qué eventos todavía tienen poder sobre ellos, para que puedan traer ese poder de vuelta a sí mismos.
Sabemos que la muerte puede llegar a nosotros en cualquier momento. Pero no necesitamos esperar a estar en nuestro lecho de muerte para comenzar este proceso. Podemos empezar ahora para que esas personas o acontecimientos dejen de tener poder sobre nosotros. Para comenzar este proceso, pregúntate:
¿Fue tu vida un éxito total?
Si tu respuesta es “No”, pregúntate la razón principal por la que tu vida no fue un éxito total, y escríbela. Ahora escribe otras cuatro razones.
A continuación, convierte esas razones en deseos.
Para que mi vida haya sido un éxito total, desearía haber __________________.
Por último, nombra a todos aquellos a los que debes una disculpa, un agradecimiento o un te quiero.
Y ahora, pasa a la acción, sopla las razones por las que tu vida no fue un éxito total y tus deseos en un palo de madera o en una flecha de la muerte, y llévalos a una hoguera para liberarlos y liberarte para morir conscientemente. Tómate un tiempo ahora para pedir disculpas, agradecimientos y te quiero hoy.
Fuente: TheFourWinds